15.6.09

la torción en el cuello del pescador terminó en el suspiro de llegar a mirar hacia casi detrás, de reojo. sabía que en ese momento el pez estaba abajo, nadado bajo sus pies, a punto de ser suyo. era necesario permanecer en silencio, tener la suficiente paciencia y dejar que todo sucediera de formal natural. había días en que el pez estaba horas dando vueltas, acercándose, alejándose y volviéndose a unos centímetros del anzuelo de su caña. finalmente, muchas veces se había ido sin pez, pero tranquilo igual. tranquilo porque él, al menos, no estaba ahí por el pez sino por el simple hecho de pescar.

1 comentario:

Gabriel Caldirola dijo...

muy linda instantánea del pescador, me gusta en especial la primera parte con todo ese movimiento silencioso. Me quedo pensando: y en todo esto qué es del mundo subacuático del pez?

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