16.6.08

En un teatro vacío dos luces blancas iluminan dos sillas de madera en las que se sientan dos mujeres. Se miran a los ojos. Durante todo el diálogo ninguna gesticula ostentosamente, sus voces son tranquilas y tampoco varían. Empieza el diálogo la mujer de la izquierda.

- ¿Has visto la luz?
- Oh...
- ¿Has visto el color?
- Mhm...
- Quisiera saberlo, si has podido. Es interesante.
- Claro.
- ¿Dónde estamos?
- Iowa.
- Oklahoma, Cincinnati, Connecticut...
- No. Iowa.
- There is no place like home.
- Quizás.
- Siempre he querido tener un borrego, pasearlo con cadenas, un borrego blanco y de nariz rosada.
- Humm...
- ¿Conoceré alguna vez el mundo? Adoro los viajes.
- Sí.
- Mirame, mirame fijo a los ojos, te lo ruego.
- No puedo.
- Desde hace ya años que te deseo.
- Gracias.
- ¿Has visto los árboles verdes del verano?
- Árboles, sí.
- Crecen tan rápido como pueden y aún así no lo notas. Es terrorífico. Una vez, cuando era una pequeña niña, estaba trepando uno y caí sobre la grava dura. Pensé que había sido culpa del árbol que crecía a ritmo desmedido.
- Lamento eso.
- Nunca lo entenderás pero he sido siempre como una pequeña niña, buscando aquellos castillos de hule y brincando una y otra y otra vez... Hasta que, al fin, he caído tantas veces que ya no supe cómo ponerme de pie. Quisiera poder volver a hacerlo. Ya no, todo eso está acabado.
- No podrás.
- Oh! ¿Por qué dices eso?
- ...
- No me mires así. Tú sólo ahuyenta los malos pensamientos.
- Es la realidad.
- No creo en eso, eso es una patraña, casi científica.
- No.
- Puedes decir lo que quieras....

Silencio, la mujer de la derecha cierra los ojos y su cabeza se ladea hacia donde están los asientos vacíos.

1 comentario:

Diego Torrent dijo...

Ay chiquita, no entiendo de estas cosas yo ¡Pero que lindas imágenes!

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