15.3.09

Un sueño sencillo: Construcción de un imperio


Extraigo de mi pecho una flor y la pongo en las manos del mundo. El mundo, no las personas, la contempla. De repente, yo soy yo, yo soy la flor y yo soy el mundo.

1 comentario:

Gabriel Caldirola dijo...

Juan L. Ortiz decía algo así como que prefería contrastar sus poemas con la naturaleza que con las personas.
Tu flor pulveriza los límites en ese triple encuentro, y ahí es el momento de que tu ofrenda se extienda también hacia las personas. Ofrecer flores es una bella práctica.
Gracias por las palabras floridas.

Free counter and web stats