En mis pagos hay un árbol
que del olvido se llama
donde van a consolarse,
vidalita,
los moribundos del alma.
Para no pensar en vos
en el árbol del olvido
me acosté una nochecita,
vidalita,
y me quede bien dormida.
Y al despertar de aquel sueño
pensaba en vos otra vez
pues me olvidé de olvidarte,
vidalita,
en cuantito me acosté.
Lhasa de Sela
26.10.08
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