Influenza
Desde el vértice
social
se despliega. En masa
recurrimos a la historia.
Cada cual en su casa. A su casa,
sin dejarnos ver.
Las pantallas
son iridiscentes, bañan las barbillas.
De alguna forma te sentís cerca mío.
No se dan más la mano.
Hay hombres que dejaron de ser hombres.
Se asume la falta de escrúpulos
por la enfermedad.
Vendrán infecciones nuevas.
Todas, en serie, se volverán mortales.
Y renacerán las afecciones antiguas.
De alguna forma así te sentís más cerca mío.
Veo a la gente hablando sola,
cada cuadra es la repetición de la figura perfecta. Usan los lentes anatómicos.
Son cuadros rehechos.
También las luces se vuelven bajas. Dejás de verlas.
Tu ritmo cardíaco es cada vez más lento.
¿Sentís?
Cada vez, cerca. Nos reímos.
Ya no podemos besarnos.
Igual te sentís cerca mío.
Se despiertan a la mañana, atravesados.
Los rayos, las telecomunicaciones.
Lo cubren todo,
con paños. El polvo.
Es sólo la sensación del futuro. No hay futuro.
Cada día es más ahora, más realista,
como las películas.
Se prohíbe el saludo.
Es verdad:
la gran mentira de la epidemia.
Nadie cree, nadie cree sin ver.
Todos, también, se asustan.
Hubo muertos, estaban cubiertos de sangre y de sudor.
Lloraban con cuencas vacías en los ojos.
Encerraron a sus muertos. Solos. Hubo duelos.
Estábamos viéndolo por televisión y nos sentíamos,
el uno al otro, cerca. Era insoportable.
Dijeron que volverían nuevas enfermedades
a expandirse, en el futuro.
Enfermedades físicas, de muertes rápidas.
Todo estará bajo control, dicen, van a encerrar a los muertos, antes. Harán cuarentenas.
Aprendieron.
Nos muestran a nosotros, a mí,
yo sobrevivo,
que ya aprendieron, lo dicen en el noticiero.
Todos los políticos se abren las aguas.
Hablan como una plaga.
Nadie sabe.
Es el fondo de la experiencia, decidimos:
reposo, encerrarnos en casa.
Nos quedamos en la cama y nos sentimos cerca.
Tuvimos que encerrar también al gato, enjaularlo en la cocina.
Alguna noche todavía maúlla y araña la puerta.
No me animo a salir sola.
Hubo desabastecimiento, todos nos burlábamos.
¿Te acordás?
Ya no vemos a nuestros amigos. Ni a la familia.
Nadie sale.
¿Qué hay en la calle?
¿Hay mendigos en la calle? ¿Usan barbijos los mendigos?
Sé que ya no hay putas en la calle. Lo vi ayer.
¿Escuchaste? No hay putas en la calle.
Nadie habla más de las estaciones.
Estaríamos en invierno. Afuera me imagino un sol.
No dan más el informe del clima.
¿Te acordás? Hablabas con el taxista del tiempo.
No sé qué pasa con el tiempo.
Tu casa un día quedó sola. Dejaste cosas.
Acá, todavía, se está bien.
Este barrio es mejor y no tenemos que trabajar mucho.
¿Qué habrá pasado con las casas?
Si viviéramos en un edificio, ¿escucharíamos a los de arriba?
Reportaron tres nuevos casos, un rebrote.
Hubo gente que salió. Vecinos, familiares.
No murieron de muerte natural.
Es natural. Hubo duelos. Quemaron cosas. Suspendieron la programación.
No me acuerdo bien. Fueron muchos días en vela, en directo.
La trasmisión no se terminaba nunca.
Parece ser que ahora está todo conectado y funciona.
¿Sentís?
Hay luz.
Es ese ruido otra vez. Algo eléctrico o como una mosca.
¿Ya lo escuchaste? ¿Alguien más lo escuchará?
Nadie dice nada de los ruidos.
¿Vos creés en los síntomas?
Algunos días quiero abrir la ventana y ventilar.
Que entre el aire y se destemple.
Dudo. No lo hago nunca.
No lo hice nunca.
Te juro.
El impulso es grande.
¿Vos? ¿No te dan ganas? ¿No te ahogás acá dentro?
Es que estamos tanto acá, las puertas cerradas. Me da pena el gato. Ya no hace ruido.
No, está vivo.
Todavía nos queremos.
Nos despertamos a la mañana. Cada vez estoy más inquieta. Me pican los brazos.
Se meten en la cama, como si fueran a dormir.
Dijeron que están empezando a salir.
Son muchos. Nadie sabe.
Son valientes pero tímidos. Nadie dice que va a salir.
Yo no quiero salir. ¿Qué habrá en la calle? No salgas. Quedate conmigo.
Todavía estamos tan cerca. No salgas.
Un día abriste la puerta. Yo escuchaba atenta las novedades.
O leía una revista vieja.
El gato estaba duro.
Lleno de sangre y de sudor. ¿Te acordás?
Cerraste y no me dijiste nada.
Estuviste pálido y se te fueron las ganas de salir.
Se pasó el tiempo de tanto tener miedo. Todavía nos quedaba café.
Un día tuvimos que salir. Fuimos juntos. Me agarrabas fuerte del brazo que me dolía de tanto rascarme.
Hubo tanto ruido. Algo como el tránsito pero más lento.
Tuviste una recaída. No sabía qué darte.
Ya no me acuerdo de nada.
No sé. ¿Vos sentís?
Hace días que no hace reposo. No duerme.
No se acuestan en la cama, no ven televisión.
Dicen que volvieron a pasar el reporte del tiempo. Que ahora hay putas. Que ya no se usan más barbijos.
Nadie sabe bien. De tanto miedo se les pasó el tiempo.
Volvieron a brillar algunas luces. Las pantallas.
Algunos volvieron a ver a los vecinos.
Se olvidaron de los ruidos.
Dicen que van a volver las plagas. El contagio. La propagación.
Ya no hay muertos.
Aprendieron.
Se fuerza el encierro.
Ya no hay muertos.
(Algunos versos quedan cortados porque no entran en el espacio del blog)
1 comentario:
esto ya no sé si me gusta
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