momo - m. ende
Beppo Barrendero, amigo entrañable de la bella Momo.
El viejo se llamaba Beppo Barrendero. Seguro que, en realidad, tendría otro apellido, pero como era barrendero de profesión y todos le llamaban así, él también decía que ese era su nombre. [...]
Le gustaba su trabajo y lo hacía bien. Sabía que era un trabajo muy necesario.
Cuando barría las calles, lo hacía despaciosamente, pero con constancia; a cada paso una inspiración y a cada inspiración una barrida. Paso - inspiración - barrida. Paso - inspiración - barrida. De vez en cuando se paraba un momento y miraba pensativamente ante sí. Después proseguía. Paso - inspiración - barrida. [...]
-Las cosas son así: a veces tienes ante ti una calle larguísima. Te parece tan terriblemente larga que nunca crees que podrás acabarla. [...] Y, entonces, te empiezas a dar prisa, cada vez más prisa. Cada vez que levantas la vista ves que la calle no se hace más corta. Y te esfuerzas más todavía, empiezas a tener miedo, al final estás sin aliento. Y la calle sigue estando por delante. Así no se debe hacer. [...] Nunca se ha de pensar en toda la calle de una vez, ¿entiendes? Sólo hay que pensar en el paso siguiente, en la inspiración siguiente, en la siguiente barrida. Nunca más que en lo siguiente.-
Y acá les presento a los malos:
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario